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Las ‘pensiones por consumo’

Texto original completo del autor:

Hacer Pensumo es pensumir

Un acto único, premeditado y simultáneo de consumo y ahorro para la pensión.

España ha sido el primer país que ha adaptado su legislación de pensiones individuales vinculando estas a los pagos por compras diarias del consumidor. Son las denominadas “pensiones por consumo”, es decir, descuentos y promociones financieras que se ofrecen al consumidor cada vez que este realiza una compra en establecimientos asociados, de forma automática y sin cargos adicionales, como si fueran aportaciones a un plan de pensiones individual convencional. Aportaciones deducibles del IRPF del usuario hasta el límite de 1.500 euros. Aunque esta mejora normativa aprobada en el último Consejo de Ministros de la presente legislatura ocupa tan solo un par de párrafos entre la maraña normativa en la Reforma del Reglamento de los Planes de Pensiones de Empleo en el que aparece, esas pocas líneas dedicadas a la pensión por consumo tienen la potencialidad de un impacto económico enorme en el futuro, quién sabe si similar al de los nacientes planes pensiones de empleo simplificados ahora también reglamentados. El consumo es mucho más inclusivo que el trabajo porque todo el mundo consume desde el primer al último día de su vida.

Pero no todo el mundo trabaja, ni se trabaja toda la vida, ni todos los salarios permitirán aportaciones voluntarias, ni todas las empresas las harán a favor de sus empleados. Las pensiones por consumo tienen la capacidad de llegar a ser mucho más populares que ningún otro esquema previsional complementario a la Seguridad Social. Ese par de párrafos es el resultado de diez años de trabajos continuados del proyecto Pensumo, un emprendimiento social que tuvo su primer gran espaldarazo por parte del programa de innovación Horizonte 2020 de la Comisión Europea y que se presentó al primer Sandbox financiero del Ministerio de Asuntos Económicos en 2021, de la mano de Ibercaja Banco. En dicho entorno de pruebas, Pensumo logró el informe positivo y favorable del regulador gubernamental (la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones), lo que, a su vez, abrió la vía para la creación, en junio pasado, de una entidad participada por Ibercaja y la fintech original de la que la joint venture ha tomado su nombre. La actual Pensumo tiene la ambición de llevar al mercado este innovador modelo de ahorro conductual para la jubilación y ponerlo al alcance de cualquier consumidor que disponga de una simple tarjeta de pago de curso actual, sea quien sea su emisor.

En un mundo ya tan digital y parametrizable, establecer recompensas de fidelización comercial que se convierten en pensión, y hacerlo durante “toda la vida”, supone introducir elementos nuevos de seguridad económica para el ciudadano, pero antes que eso introduce también un nuevo e importante factor en las decisiones de compra del consumidor que puede ser tan determinante como el precio, la marca o el tipo de establecimiento donde se realiza la compra: la salud económica futura del cliente.​Ahora que disponemos del entorno normativo adecuado para la generalización de las pensiones por consumo, a quienes venimos del mundo de la distribución comercial y no del financiero, nos surgen algunas reflexiones. En general, aunque la población española está muy digitalizada, y utiliza el canal bancario más que en ningún otro país, las finanzas digitales, sin embargo, (excepto casos notables como Bizum) le provocan desconfianza y los planes de pensiones se entienden mal, en el caso de que muchas personas tengan algún interés por ellos. Por el contrario, para la gente, hablar del ahorro en las compras, de los descuentos, de las rebajas o del cashback está normalizado.

La iniciativa y la normalización de las pensiones por consumo deben generarse ahora desde el sector de la distribución comercial. El que sus principales agentes comprendan esto permitirá afrontar con éxito la otra gran batalla regulatoria por librar: la equiparación fiscal de las aportaciones que los distribuidores minoristas realicen a los planes de pensiones por consumo de sus clientes con la deducción estándar de la que ya disponen las empresas que hacen aportaciones a los planes de pensiones de sus trabajadores. Posiblemente, el reto para que las pensiones por consumo calen a fondo entre la población y sean usadas por millones de españoles, es la consolidación de una red española de puntos de ahorro, ligada al sector de la distribución comercial y muy vinculada a la que ya existe de puntos de pago. Banca abierta y grandes alianzas.

Compras cotidianas, repostajes, uso de todo tipo de servicios de mercado y estilos y hábitos de vida positivos incentivados (el consumo responsable, la reutilización, el reciclaje, la salud, el deporte). Pensumo propone en la práctica una economía cotidiana de cercanía, conductual, en positivo, persuasiva y saludable, en la que los “empujoncitos” de los que hablan el Premio Nobel Richard Thaler y toda la corriente de finanzas conductuales que él representa se habrán convertido en auténticos “abrazos” para la salud financiera presente y futura de todas las personas, independientemente de que sean trabajadoras o no, su edad o cualquier otra de las circunstancias que actualmente se exigen a los partícipes de los esquemas pensionarios profesionales existentes.

José Luis Orós, Fundador de Pensumo

https://www.eleconomista.es/opinion/noticias/12416272/08/23/las-pensiones-por-consumo.html