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El superpoder oculto del consumidor

En este trágico último año pandémico, nos hace reflexionar en muchos aspectos. Uno de ellos es el declive de tipo de sociedad que mantenemos desde el siglo XX: la “sociedad productiva” que se caracteriza por el dominio de los elementos propios de una población en su mayoría trabajadora, que ingresa y vive en relación al factor trabajo que ejerce. Seguimos trabajando, pero cada vez serán menos los que lo hagan: el envejecimiento de la población, la crisis económica que limita el afloramiento de empleo digno (hay trabajo, pero no hay empleo), la conciliación del trabajo con la vida familiar, la digitalización y robotización de las funciones… Vamos a seguir trabajando -esperemos-, pero será más a tiempo parcial, con más itinerancia laboral, de forma más temporal… Esto a la larga nos va a obligar a realizar grandes cambios: los flujos económicos generados por el trabajo: salarios, impuestos, pensiones… se debilitarán y deberemos compensarlos de otra forma si queremos mantener el Estado del Bienestar vigente.

La sociedad actual no se caracteriza ya por ser una sociedad productiva, pero sin embargo, sí que es una sociedad de consumo. El individuo es trabajador -en ocasiones- pero siempre es consumidor. Se puede vivir sin trabajar, pero no sin consumir.

Esta reflexión, nos ha hecho desde Pensumo, propugnar un Pilar de Previsión Social basado en el consumo, que procure solidez al sistema actual público a través de las pensiones por consumo. Pero se puede ir mucho más allá.

El poder del consumidor puede aumentar de una forma enorme, y no somos conscientes de ello. El acto de una compra diaria, es un acto de elección de marca, pero además podría ser un acto de democracia absoluta, de decisión permanente. En cada pago, un ciudadano podría elegir, respecto a un porcentaje significativo de sus impuestos, para que se derivasen a aquellas áreas que el ciudadano decidiese. Racionalizando a nuestra gigante administración pública muy lejos todavía de la digitalización necesaria. Ayudaría a adelgazar la presencia de la política en las administraciones e instituciones, cosa ahora imposible con los blindajes que se autoconceden perpetuando puestos que nadie desea (excepto el beneficiado) pero hoy por hoy con los mecanismos existentes, imposibles de eliminar.

Cada compra diaria puede ser un voto y una decisión sobre presupuesto público ejercida por un consumidor. La tecnología lo permite. Las revoluciones no vendrán de las calles, si no de los móviles, y esto no debería asustarnos, al contrario, es motivante porque nos esperanza que después de siglos podremos participar realmente en tomar diariamente muchas de las decisiones que nos incumben, sin dejarlas en su totalidad en manos de terceros nombrados por periodos de cuatro años. El mundo, las sociedades, las tecnologías y la transmisión de la información es totalmente distinta; se puede “votar”(decidir) cada día en mil cuestiones distintas, que esto que se pueda aplicar solo a los procesos mercantiles y privados, pero no a las decisiones democráticas y de control económico ciudadano, es una revolución pendiente.

Del Cuponing al Pensioning

En 2008, Andrew Mason revolucionó la historia del marketing  al ofrecer en su página web por primera vez la venta de cupones de consumo en masa, había nacido el cuponing. A España llegó en 2010 de la mano de Groupon.

En estos momentos, la empresa española PENSUMO ultima el lanzamiento de un catálogo (online y en papel) en el que al adquirir los artículos que aparecen en él, el consumidor conseguirá aportaciones para su Plan de Ahorro (pensión).  Desde un bolígrafo hasta un coche, miles de artículos que acumulan dinero para tu jubilación. Marcas conocidas con el precio habitual u ofertado, pero con aportación a tu Plan de Ahorro. Pagas como quieras en la web de venta online, y un poco de dinero para tu pensión. Cada día, durante años.

¿Te imaginas? Desde que te levantas de tu colchón comprado en el catálogo Pensumo, y desayunas tus galletas compradas en la web de alimentación asociada al catálogo, las vacaciones, el premio por no tener siniestro en el seguro del coche, la bonificación por reciclar vidrio… Esta es una de las portadas que se baraja y tendrá una vigencia de seis meses.

portada generica

 

Pensumo proyecto europeo

Los puntos son del siglo pasado.

A pesar de su antigüedad, el catálogo sigue siendo un formato muy utilizado y que tiene casos de gran éxito como el famoso catálogo de IKEA. El secreto de su éxito está en la comodidad, el anonimato, la recepción de la mercancía en el domicilio… y ahora en el ingreso de dinero para tu pensión.

A partir de ahora, cuando oigas la palabra «Descuento», piensa en un ingreso para tu pensión.

Equipo Pensumo